El sábado 6 nos hemos ido con 31 alumnos-amigos a conocer un poco la historia y los monumentos de dos pueblos representativos de Ciudad Real, como son Cogolludo e Hita, sin olvidar visitar la casa del famoso Arcipreste.

La parte vinícola la realizamos en la Bodega Finca Río Negro, con cata de tres vinos maridados con un sabroso aperitivo. Aprovechamos para engordar con un par de kilos de manzanas, a los cervatillos que viven en la extensa finca y que se acercaron sin miedo hasta la barandilla donde les esperábamos.

Almuerzo en el Asador de Hita y chipinti salvaje para obtener la caja de regalo con los vinos más significativos de la Bodega. Una vez más, Raquel y Vicente arrasaron.


Periódicamente, alguna Universidad casi siempre norteamericana, nos alerta sobre los perjuicios que para nuestra salud tiene algún alimento con presencia habitual en nuestra dieta. Años más tarde (no muchos), alguna otra Universidad de su entorno afirma con datos y estudios muy sesudos, todo lo contrario. Ha pasado con el café, que de ser una bebida mortal para el funcionamiento del corazón y de las arterias, resulta ahora que no sólo es bueno para prevenir problemas cardíacos, también para combatir algunos tipos de cáncer. Basta con leer cualquiera de los artículos publicados sobre este tema, en las revistas científicas Journal of the American Medical Association, The Lancet o British Medical Journal y otras. Ahora le ha tocado de nuevo (…y van…) al vino. La asociación siempre perversa entre el alcohol procedente de cualquier vegetal y el de la uva, parece no tener en cuenta los beneficios inherentes a una ingesta moderada y diaria de vino. No sé ni me ha preocupado nunca, si el alcohol obtenido por la fermentación de la patata, de la cebada o de las coles de Bruselas, tiene o no efectos negativos en nuestra salud, pero no puedo estar más de acuerdo con la cultura vinícola que 3.000 años de historia nos han dejado. Por eso siempre es bueno leer las opiniones al respecto del biólogo y antropólogo británico Robin Ian MacDonald Dunbar, profesor de la Universidad de Oxford, que no sólo tiene esa cara de buena persona con la que nos iríamos de vinos por Madrid, sino que además dice verdades como puños. Para no hacer más largo el texto de esta noticia, os animo a entrar en

https://www.vinetur.com/2018082248041/robin-dunbar-universidad-de-oxford-el-consumo-de-alcohol-podria-ser-clave-en-la-supervivencia-de-la-especie.html

y dedicar unos minutos a satisfacer vuestra curiosidad.


Algunos viticultores franceses están haciendo buena la frase “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”, pero a mi entender tomando el rábano por las hojas. En lugar de volcar los camiones cisterna españoles a su paso por la frontera, han considerado más rentable hacer pasar vino rosado español por francés. Así, sin el menor rubor. Las autoridades francesas han descubierto un fraude de diez millones de botellas que, según algunos de los exportadores españoles más importantes, sólo es la punta de un iceberg cuyo volumen todavía nos es desconocido. Detrás de una falsificación que hace mucho daño al posicionamiento de nuestros vinos en países emergentes en su consumo como China, está el precio de coste del vino rosado francés que multiplica por tres o cuatro el del español, sin que la calidad del primero sea en muchísimas ocasiones, superior al segundo. Por lo tanto, la falsificación les deja un importante beneficio económico al mismo tiempo que tira por tierra los esfuerzos de la Marca España para darse a conocer en los mercados internacionales. ¿Veremos el final de este tipo de falsificaciones de los vinos y aceites españoles?